13.2.11

"Todo hombre, todo particular, tiene una consciencia del yo, como tiene una determinada noción de su propia pertenencia a una especie. Pero sólo el individuo posee autoconsciencia. La autoconsciencia es, pues, la conciencia del yo mediada por la consciencia de la especie. Quien tiene autoconsciencia no se identifica espontáneamente consigo mismo; guarda más bien cierta distancia respecto de sí mismo y, en consecuencia, también respecto de sus motivacioes, concepciones y circunstancias particulares. No "cultiva" exclusiva, ni prioritariamente, las características y cualidades llamadas a permitirle orientarse y prevalecer mejor en su entorno inmediato (como ocurre en el caso del sujeto particular), sino tambien las que considera más valiosas, las que corresponden mejor a la jerarquía de valores que ha elegido a partir de las objetivaciones propias de la especie y del sistema de exigencias sociales".

Agnes Heller, "La revolución de la vida cotidiana", Ed. Península, Barcelona, 1998, pp. 13-14.

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Fragmentos que uno quisiera firmar con el [prestado] nombre propio. Puede, por lo menos, hacerse una marca, un desgarro de la firma, en la experiencia extática de la cita: reconducir el trozo a lugares en los que brotarán, por un clima distinto, por unas condiciones intelectuales distintas, nuevas e incluso más bellas puertas de entrada a sus frases, a sus rincones, a sus corrientes de sentido.




Fotografía de una noche sin servicios.