14.1.11

"Querer del todo no es fácil, no. Lo fácil es querer un poco, un momento, sin comprometer en ese amor más que nuestro esplendor después de dos horas de peluquería, las cuatro o cinco primeras posturas de un vestido, las ganas de salir y deslumbrarnos con una mentira que nos empecinamos en creer, o con una verdad que reconocemos efímera, fugaz, inservible después de la telaraña gris de la rutina.

Pero querer del todo es difícil.

Es querer los días impares y los pares también. Es querer con los pies entumecidos de frío o con toda la piel humedecida e hirviendo en el verano. Es querer cuando suena el despertador y el sueño no nos deja reaccionar. Querer con la boca pastosa, con dolor de estómago, con rabia, con cansancio, con poca plata, con ganas de ir al cine, con ganas de estar a quince mil kilómetros de distancia. Y muchas veces, también, querer con ganas de querer, con ternura, con añoranzas, con alegría, con magia, con desesperación.
El amor del todo tiene un juego de flujos y reflujos, como las mareas.

No es constante y parejo, abrigado y seguro siempre. Tiene aristas que cortan, facetas hechas como de espejos deformantes, compartimentos en los que uno se asfixia.

Y paraísos pequeños, ubicados en la ciudad de la compañía, igual que si fueran parquecitos.

El amor del todo es un aprendizaje que lleva tiempo y al que se llega después de muchas rebeliones, después de muchas peleas con el otro y con uno mismo.

Te siento dormir y me da rabia, me siento abandonado, como si el sueño fuera un viaje y el viaje te llevara a millones de mundos de distancia. Y no puedo explicarte qué sucede... porque un silencio terco me lo impide.
No está el mar... no está el mar y hay que esperarlo... Ya vendrá con su flujo y reflujo, con su marea bienechora que lava las heridas, que les quita el dolor, que deja mi carne suave y grata a tus manos y me vuelve cántaro, gaviota seguidora de estelas, hierba de primavera, espejito de plata, raíz de flor, canto, campana.

Ya vendrá... Lo sentiré primero en la garganta, como unas ganas de llorar, de nombrarte sin hiel. En la garganta romperán las olas y se derramarán sobre los días sin abrojos, ni vidrios, ni alfileres.

Querer así no es fácil. Pero es para siempre.
Y siempre es este ir y venir, este sueño, este insomnio, este hartazgo esta sed, esta hambre, esta alegría, esta tristeza, este desamparo, esta seguridad: tú y yo. "


(Poldy Bird)

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